Post nuevo de mi hija

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Gracias por visitarnos, nos disculpamos por los errores de ortografía o problemas de redacción pues esta escrito directamente desde el corazón.

1- Ecografía Mamaria

2- La noticia

3- Decantar la noticia…

4- Cómo contar?

5- Contra que nos enfrentábamos

6- Cambio de médico

7- La cirugía y el diagnóstico

8- El catéter, la quinta maravilla

9- Primer corte de pelo

10- La fe

11- Quimioterapias Rojas

12- Efectos Post quimio

13-  Sin Pelo

14- La peluca

15- Cabezas para mi peluca

16- Nancy, mujer valiente

17- Una mujer sin pelo en la calle…

18- El primer cumpleaños

19- Regalos de Navidad

20-Quimioterapias blancas

21- Cómo nació este blog?

22-Terminando mis quimioterapias…mi reflexión.

23-Y si no tengo pelo… si seré mujer?

24-Porque hay que ponerle el pecho

25-Mastectomía

26-Cuando una amiga se va…

27-A punto de terminar

28-Hoy termino y empiezo a vivir

29-Año nuevo

30-A mis amigos

31- En la salud y la enfermedad

32- Me encontré por Daniela Giraldo mi hija.

32- “Me encontré” por Daniela Giraldo mi hija

Quienes somos mamás, cuando recibimos la noticia de tener cáncer nos agobia el miedo adicional de generar dolor y angustia a nuestros hijos.  Además, no se puede negar que la posibilidad de sentir que podemos  quizás dejarlos cuando tenemos tantos sueños por cumplir con ellos y tantas cosas por vivir en familia, es un tormento adicional al “tsunami” que llega.

Pues si, no es mentira que sienten dolor, no es mentira que ellos sienten ese miedo de perder  la persona que mas los ama en este mundo, no es mentira que temen tener que renunciar a quien les dio la vida y quien la daría por ellos sin duda.

Pero detrás de ese aprendizaje llamado enfermedad está ese regalo que viene escondido, ese proceso de transformación que les permite darse cuenta también donde están las cosas que verdaderamente valen la pena, que los hace madurar a la fuerza, que les permite revisarse y cuestionarse y por supuesto “darle la vuelta” a lo que sea necesario para que la vida en familia sea memorable.

Dani, mi única hija mujer, quien me acompaño y entendía como ningún otro lo que significaba para nuestro género las renuncias y cambios que se me presentaban. Dani, quien siempre fue precisa y silenciosa con sus emociones durante el tratamiento para evitarme dolor. Hoy, ella me regala esta carta como anticipo al regalo de la madre, pues leerla me hace agradecer nuevamente que esta enfermedad haya sido diagnosticada a tiempo, que saber lo que generó en ella hace que valga la pena  y que pido a Dios muchos años de vida que me permitan verla florecer.

La amo con mi alma y mucho, pero mucho mas allá!  

Tú, si tú, la que está asustada, la que siente que el mundo se está derrumbando a sus pies. No llores. No temas. Levanta la frente y observa todo lo que se encuentra a tu alrededor. Observa la vida, siente el alma. Respira.

Ahora agradece, agradécele al universo porque estas viva, porque hoy puedes estar en este mundo y hacer algo por él, pero especialmente porque eres lo suficientemente fuerte para servirle de apoyo a la mujer que más amas en el momento en que ella más lo necesita. 

Y siempre que pienses en que ya no puedes más, recuerda esta historia.

Diría que hoy tengo diez y nueve años si cualquiera me pregunta en la calle por mi edad, diría que nací en mil novecientos novena y seis y que pronto cumpliré veinte pero para serte sincera, estaría engañando a aquella persona inocente. Tengo diez y nueve años pero nací hace tres. Nací en el momento en que entendí que la vida es perfecta, que todo pasa por una razón. Que existe una gran diferencia entre vivir y estar vivo. Somos producto de lo que pensamos y por ende los diseñadores de nuestras propias vidas. Como seres humanos tenemos el poder de controlar el mundo, de moldear los acontecimientos para que todo salga como queramos, eso si, aceptando los tropiezos como enseñanzas enviadas por el universo y sacando provecho de ellos para no volver a toparnos con la misma piedra. Apenas nací a los diez y seis años de edad, poco, si en realidad consideramos la idea de que muchos nunca nacen. Pero no fue fácil hacerlo pues antes de que el cáncer llegara a mi vida, o mejor dicho, a la de mi mamá, no tenía concebida la posibilidad de nacer por una segunda vez, sin embargo, en esta ocasión sería desde el alma. No sabía que era posible llegar a ser mi mejor versión, vivir en una paz absoluta y ser tan feliz como lo soy ahora. No había interiorizado la idea de que aquel ‘enemigo’ se podía convertir en mi ‘mejor amigo’, mi ‘mentor’.

Llegó el cáncer sin avisar, como un monstruo que se devoraba las palabras, las energías, la tranquilidad y peor aún lo descubrí de manera abrupta, fría, como diría en una conversación informal, ‘sin anestesia’. Fue la curiosidad la que me llevó a entrometerme en una conversación que no estaba destinada para ser escuchada por mi en ese momento, pero desde hacía un par de semanas mi intuición me había convencido de que algo andaba mal. Recuerdo lo que sentí en el momento en que pude comprender lo que sucedía, la vida me había situado justo al frente de mi mayor miedo en ese entonces, perderla a ella. Me parecía imposible que fuera verdad, me parecía imposible que mi mamá no fuera invencible y aún más que mi papá no pudiera controlar este ‘inconveniente’, ya que he eliminado la palabra ‘problema’ de mi vocabulario. Pasó el tiempo y nos dimos cuenta que todo saldría bien. Volvimos a respirar, a dormir, a vivir con un poco más de tranquilidad. Siguió pasando el tiempo y nos fuimos acostumbrando a nuestra nueva realidad, ella perdió el pelo, se sometió a multiples cirugías y sesiones de quimioterapia. Y ahí estaba yo, a su lado, en silencio, dandole tiempo al tiempo para corroborar que no me vería obligada a enfrentar ese miedo del que te hablaba. Ella no necesitaba palabras para sentir mi presencia, bastaba con llevar mi corazón hasta su lado para darle seguridad y apoyo, algo que yo sabía que tanto necesitaba. 

Tardamos unos meses en interpretar el mensaje que estábamos recibiendo. Como familia, nos estábamos yendo por el camino equivocado en el cual buscábamos la perfección y lo que ahora considero  superficial. Agobiados por la sociedad y sus exigencias le estábamos entregando la felicidad a lo equivocado, a la vanidad, el reconocimiento, el éxito, dejando un lado el amor propio, la paz interior y el servicio. Necesitábamos un obstáculo que nos desviara de ese camino. Lo recibimos en el momento indicado y entendimos que debíamos revaluar nuestros propósitos, nuestras motivaciones y nuestra concepción de la vida. 

Así fue. Decidí desde el primer instante que no le entregaría mi felicidad a lo inevitable, a lo incontrolable, a lo ineludible. Tomé la decisión de recibir esta enfermedad con los brazos abiertos y convertirla en la raíz de mi transformación. Y así, paso a paso, me fui convirtiendo en la mujer que soy ahora. La vida me dio la oportunidad y la tomé sin duda alguna. Nos la dio a mi y a mi familia y cada uno decidió como la utilizaría a su favor. Por mi lado, vivo eternamente agradecida, me encuentro en un proceso de autoconocimiento a través del cual espero llegar pronto a ser mi mejor versión para amarme infinitamente y así poder ayudar desde el alma a todos los que estén a mi alrededor.

Hoy puedo decir con la cabeza en alto que el cáncer es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Ahora, es tu turno de hacer lo mismo.

Daniela Giraldo Hinestroza

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31- En la salud y en la enfermedad

“En la salud y en la enfermedad”. Esa frase tan comprometedora que escuchamos del padre en el momento del matrimonio católico.

Una frase que entra en nosotros mientras tomamos la mano y miramos a los ojos a esa persona por quién estamos convencidos que daríamos todo, absolutamente todo para que este bien…

Y empieza el matrimonio… feliz, disfrutando de la novedad de compartir, de vivir con “el novio”. Una sonrisa detrás de otra con ese tiempo juntos, con ir construyendo ese hogar que siempre hemos soñado, donde están puestas todas nuestras ilusiones.

Pero de pronto, en el momento menos esperado, quizás cuando mejor podemos estar, llega la hora de poner a prueba esa frase que prometimos con tanto amor y tanta fe.

Sin pedir permiso, sin tocar la puerta, sin avisar, llega el cáncer a invadir todos los espacios de la casa, entra así… Sin saludar, tomándose los lugares que eran sagrados para ti, que estaban diseñados para compartir felicidad con esa pareja, para reír… Para soñar… Cambia todo, empezando por el tiempo que es corto y ya no hay tanto ni para ir a cine, a comer o a bailar.   Las citas médicas, las cirugías y los cuidados se apoderan de el.   Esos vestidos que usabas para salir que a tu pareja le gustaban serán reemplazados por camisas anchas y pijamas de botones que te permitan mover fácilmente y sean cómodos para las cirugías. La ropa interior pequeña y sexy quedará en el cajón mientras unos brasieres grandes terapéuticos te acompañarán un buen tiempo.

Y tú cuerpo cambia, y tú color, y tú peso y tu fuerza.   Ese espejo al que te mirabas para verte linda te va mostrando una verdad que te aterriza día a día a tu nueva vida, que te duele pero que te enseña.

Se apodera de ti, de tus días y tus noches, de tus pensamientos porque todo cambia, todo sin tu querer, y aunque haces el mayor esfuerzo para que todo siga igual, en tu hogar pareciera que por momentos se apagara la luz, porque el miedo, la incertidumbre y la angustia tienen tonos de grises y opacan cualquier brillo que pueda existir.

Y es allí, donde sentirse amado forma parte del proceso de sanacion, es el aliciente para sentir que luchar para vivir vale la pena, es la oportunidad de sentir para quienes somos importantes y son cada uno de esos seres como carbones que avivan esa llama, esa luz llamada esperanza .

El amor llega de muchas personas, la familia, los amigos y para quienes tenemos pareja de aquel que nos eligió y prometió querernos y amarnos no sólo en la salud y la enfermedad sino hasta que la muerte nos separara.

Suena divino, pero no es fácil, es una situación que los somete a momentos duros de tensión, de miedo, de tristeza y de dolor. Es la oportunidad no sólo de saber de qué está hecho cada uno, sino de darse cuenta de lo que han construido como pareja desde el amor… Y es ahí… En esa palabra tan sencilla de cuatro letras que oímos tanto, que quizás decimos sin pensar la magnitud de lo que significa, dónde está la verdadera posibilidad de cumplir ese compromiso ante Dios.

Para la mujer es una situación que la enfrenta directamente a su ego, pues si bien cualquier cáncer es motivo de angustia y dolor, el cáncer de mama compromete su parte estética, su feminidad… Su sensualidad. Eso en particular nos genera miedo e inseguridad.

Verse deteriorar, poco a poco, frente al espejo llenarse de preguntas que no tienen respuesta y sobre todo aquella que tiene que ver con él, con saber si esa pareja si podrá amar y desear igual como era antes a una mujer que será diferente. Eso retumba en la cabeza, más duro de lo que imaginamos y aunque él te abrace y te diga que te ama como sea, tu te preguntas si eso sí será posible, si en el fondo él si podrá soportarlo.

Ahora, el hombre que ama de verdad sufre como nunca, se llena de miedo de pensar que esa mujer con la que decidió construir su futuro quizás no esté más, la mayoría lo hacen en silencio porque en teoría deben ser fuertes, pero se preguntan a solas que sería de la vida sin ella… Donde quedaría su alegría y la de su familia… Para donde se irían esos sueños por cumplir…   A esos hombres que aman de verdad, la enfermedad también les llega y les duele en el alma.

Algunos “le ponen el pecho” y cambian el observador para mirar su pareja con empatía, respeto y admiración. Algunos de ellos deciden dejar en “reposo” esa mirada donde veía esa mujer que ante sus ojos no había una más hermosa y sexy para él y elige ver la belleza de su corazón. Y es ahí… Precisamente ahí donde aparece lo que es el amor. Donde se descubre que somos uno y que está enamorado de su esencia, de su alma, de lo que ella está hecha… Y se queda ahí, pasando noches en vela a su lado, invirtiendo el tiempo juntos en horas de quimioterapia, cambiando las copas de vino por remedios, y los abrazos duros apretados por unos suaves que no lastimen el cuerpo pero que sanan el alma.

Hay hombres muy valientes que también deciden pelear. Que se van de escuderos a esa batalla llevando las armas de esa mujer que aman y que saben que sola tiene que luchar. Pues aunque algunos quisieran dar la vida por ellas y ser quienes estuvieran en su lugar, saben que no pueden hacerlo y que es ahí, al lado, viéndolas pelear como guerreras, viéndolas enfrentar con dignidad lo que ellas tuvieron que hacer, donde crece la admiración y por supuesto se fortalece el amor. Esos escuderos se quedan ahí, haciendo todo lo posible, algunos incluso se rapan sintiendo que estando “uniformados” demuestran que están listos para darla toda en esa guerra que se da a la par y aunque ella pone el cuerpo los dos ponen la fuerza y el alma .

Lamentablemente esta batalla es dura y muchos no logran llegar hasta el final. No los juzgo, es difícil y se cansan, aunque algunos son cobardes y se van antes de empezar, otros deciden lucharla pero en el camino… Entregan las armas, se dan por vencidos, no dan más….Es que eso es para machos, pero nos son muchos, solo los valientes, muy valientes!

No es fácil para ellos renunciar a sus comodidades, convivir con el miedo y la incertidumbre. Tampoco lo es tolerar en la otra los cambios de humor, sus lágrimas constantes y quizás su pesimismo no es para nada divertido.

Verla así, diferente a lo que ellos habían escogido y caminar ya despacio de la mano de una mujer calva no es algo que precisamente a algunos los haga sentir cómodos y es por eso que ellos, algunos de ellos, no aguantan y se van… Puede ser cobardía, puede ser miedo, pero sea lo que sea, se va el amor… Las dejan ahí, solas, tiradas en medio de la batalla, cuando saben que están aporreadas, que su cuerpo es más débil, que son vulnerables, cuando son conscientes que son su mayor ayuda… Que son su mayor pilar… Se van… Las dejan ahí al frente de esa bestia de tres cabezas que las mira de frente, con deseos y ahora con más poder!

Ellos que son el sexo fuerte en momentos como este algunos no lo son… Son débiles, salen corriendo, y no miran para atrás y se llevan con ellos las cosas, la historia y los sueños y pareciera que antes de salir por esa puerta apagaran nuevamente la luz de la esperanza.

Lo siento mucho por ellos, pues la mujer que queda llena de dolor, que quizás toca fondo por algún momento porque ese abandono duele en cuerpo y alma, tiene así no quiera que levantarse, armarse de nuevo, sacar fuerzas de donde no hay y enfrentarse a su enfermedad que no da tregua, que no da pie a descansar, que por el contrario pide más.   Y no sé cómo esa mujer si es valiente, ella que si sabe lo que es enfrentarse a lo más difícil, toma la decisión de no entregarse, se levanta como el ave fénix de las cenizas y va creciendo y volviéndose más sólida y fuerte que nunca.

El se la pierde a ella y a lo que se viene, pues ese tiempo pasa, más rápido de lo que se cree. Atrás empiezan a quedar los drenes, las pijamas de botones, los chuzones y las citas médicas.   Vuelve el tiempo para estar juntos, para ver un atardecer, tomar muchos cafés y junto a él soñar de verdad. Más, todavía más… Y sobretodo de querer cumplir esos sueños ya, porque se siente que nada puede esperar.

Los que se van se pierden esos abrazos fundidos para siempre, esa sensación de sentir no que somos el uno para el otro, sino que somos uno solo, ese placer que da saber que si es posible llegar juntos, viejitos de la mano hasta que la muerte nos separe.

Se perdieron esa mujer, esa que se conoció de verdad, que se aceptó y transformó su alma y su corazón. Se perdieron que ella les diera su amor infinito y toda su gratitud de por vida por lo que hicieron por ella. Se perdieron esa pareja, esa complice para siempre.

Se perdieron poder tener la sensación de felicidad de ayudar a quien amas, de conocerse y darse cuenta que pudieron. Que son valientes, y sobretodo que son humanos. Se perdieron la sensación de bienestar que da servirle a los demás. Se perdieron la plenitud que da cumplir la promesa que hicieron ante Dios. Pero sobretodo se perdieron sentir lo más importante, lo que no se puede comprar: que existe y se puede vivir en el verdadero amor.

El pelo vuelve a salir, el color aparece y las cicatrices son solo “heridas de guerra” que recuerdan que hoy hay vida. Esa mujer disfruta hasta el mas mínimo detalle. Esa mujer es libre de apegos, de complejos y de sufrimientos en vano, esa mujer es transparente, es así como es, sin miedo a que la juzguen y a que no la quieran.

La casa recupera más color que nunca y la alegría de vivir se siente en cada rincón. Vuelve la música, el martini, la minifalda y el labio rojo y los abrazos apretados. Y esa sonrisa y ese sabor propio del amor se apodera de los dos como nunca… Porque es un amor maduro, real, incondicional y sobretodo eterno….

Eso… Eso se lo perdieron ellos que seguirán huyendo cada que encuentren algo que les genere dolor, que quizás se la pasaran tratando de buscar donde esta el tan anhelado y perfecto amor…En cambio ella, recogerá lo que tanto aprendió, será mas feliz que nunca y agradecerá a la vida que los días, meses o años que le queden, no estén invertidos al lado de quien no la merezca. Ella, encontrará nuevamente el amor, que se manifiesta de muchas maneras porque el solo hecho de vivir la hará feliz.

Ella sonríe genuinamente cada mañana al abrir sus ojos y ellos… eso también se lo perdieron.

@poniendole

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30- A mis amigos

Cuando mis hijos estaban pequeños y debían pasar de kínder4 a kinder5, sus profesores buscaban que en el nuevo año pudieran coincidir con alguno de esos amigos con quienes ellos se sentían bien.
Utilizaban un ejercicio que a la luz de un niño era fácil de responder y consistía en preguntarles que si ellos fueran para un paseo en una buseta, quienes quisieran que estuvieran sentados a su lado.
Pues esta analogía que parece simple tiene mas fondo de la cuenta. La vida nos invita de manera natural a muchos “paseos” (unos mejores que otros) que nos toca queramos o no recorrer. Algunos son planeados, nosotros de alguna manera los hemos programado y los hemos visualizado. Otros son esos paseos “sorpresa” que te resultan sin maleta empacada y que sin saber para donde vas o incluso sin querer te tuviste que montar a ese bus!

Esta es una analogía perfecta para lo que vivimos quienes tenemos una adversidad como estas, una enfermedad que llega de “sorpresa” y te obliga a montarse en un bus con la ruta “salvar tu vida” en la cual no tienes ni idea como será ese camino, que tiempo vas a tardar, incluso si lograrás o no llegar al final.
Ahora, hay paseos donde escoges tu a quien invitar, hay otros donde te invitan y de alguna manera tu ya tienes claro de acuerdo a la compañía cual va a ser el “espíritu” de ese viaje, pero en este paseo en particular te montas SOLA y está en la libertad de cada quien subirse, bajarse y/o quedarse.

La familia está allí, algunos están despiertos todo el camino, otros se duermen por tramos pero hay que entender que es un recorrido largo y pesado que cuesta mantenerse en vela.Aun así, es hermoso sentir como desde el mas pequeño hasta el mas viejo quiere hacerte ver que con la sangre también nos corre amor por las venas.

Lo que admiro de manera especial es como hay amigos que deciden montarse a ese bus, ellos no tienen esa “obligación” y este paseo con ellos ha sido una fortuna. Cuando “me montaron” y tuve que ponerle primera y arrancar en esa loma empinada llamada cáncer, empecé a descubrir que ellos se montaban sin decirles y se amarraban el cinturón dispuestos a jugársela conmigo de corazón.

Cómo sería la vida sin amigos me pregunto, cómo sería la vida sin esos compañeros de vida que uno “elige” voluntariamente para compartir todos los momentos. Cómo sería la vida sin sentir que quieres a algunos como hermanos y que sientes que harían todo por ti.

Descubrí en este camino que ser amigo es una gran responsabilidad, que va mucho, muchísimo más allá de compartir un vino, un café… De disfrutar de una comida, una fiesta, un paseo… Los amigos, al igual que la familia se “descubren” en la enfermedad. Es allí donde dejan ver cual es la mejor versión de cada uno y que tan profundo y real si es ese amor que existe.

La vida ha sido generosa conmigo en este aspecto, mis amigos tuvieron unos gestos que me sorprendieron profundamente, que me llevaron sobre todo a cuestionarme la calidad de amiga que soy yo, gestos de desprendimiento, de entrega de amor profundo que yo no había hecho por nadie, gestos que me demuestran que en ese aspecto también tenia muchas cosas por aprender!

Tomar un avión solo para venir a visitarme, acompañarme en momentos de tristeza con el silencio que fuera necesario, regalarme su tiempo, hacerme mascarillas, masajes. Ayudarme a parar y sentar cuando tocaba y darme el brazo para caminar cuando en su momento lo fue. Y ni hablar de los mensajes, llamadas, regalos y por supuesto las cabezas que aun conservo.

Otros me regalaron su oración, sus medallas, rosarios, estampitas y novenas que hacían por mi o que me dejaban en la potería; Es una situación donde es difícil saber que tanto acercarse y así los entendí. Pero se que su corazón estaba conmigo y que su alma estaba conectada con Dios para ofrecer mi salud por encima de muchas de sus cosas durante todos los días.

Hay otros que nacieron en la enfermedad, que los conocí cuando seguro no era tan divertida como era antes, cuando mi cuerpo y mi alma habían cambiado y eso fue lo que mas les gustó y decidieron montarse en el bus de mi vida, de la que conocen ahora, de la que feliz y orgullosa estoy y si que se han sabido quedar allí!

Hoy me siento mas que afortunada, la vida por medio de esta enfermedad me permitió darme cuenta quienes son mis amigos de verdad. Quienes están conmigo en el camino de mi vida.

Hoy mi buseta es mas grande, pues aunque hubo unos pocos que no toleraron la incomodidad del camino y se bajaron, son mas los que subieron y tendrán “puesto fijo” pues quien te abre sus brazos, te comparte su tiempo y te da amor y alegría en la adversidad se quedara contigo para siempre.

Quiero desde el fondo de mi alma agradecer a todos y cada uno de mis amigos que me ha dado tanta alegría. Hoy, que me siento completamente sana, que miro para atrás y veo esa enfermedad como parte de un pasado que no volverá, siento que haber tenido la fortuna de recibir tanto amor en vida es la compensación a los otros sentimientos “diferentes” que se viven en la enfermedad.

Quiero agradecerles por sus consejos, oraciones y fe. Quiero agradecerles por reír conmigo y llorar también cuando tocaba.
Quiero agradecerles por las visitas en la quimioterapia, en las clínicas, en la casa mía (que es como llegar al cielo)
Quiero agradecerles por darme el espacio cuando era necesario, por entender a veces mi ausencia , mi lejanía, mi falta de respuesta… quiero agradecerles por tener la paciencia para quererme así como fui y así cómo soy hoy.

Y a los que se bajaron por decisión propia, a los que no tuvieron la paciencia y la fuerza para este viaje, les agradezco de corazón que en algún momento de la vida estuvieron conmigo, que me regalaron su tiempo en “las buenas”, los quiero y los disfruté. Pero sobretodo me enseñaron que muchas veces anteponemos nuestras necesidades y prioridades por encima de cualquier cosa y no logramos conectarnos con el dolor del otro. Gracias a estos amigos cuyo papel en mi vida era mostrarme como también yo debo mejorar para que no sea fría, ajena y distante a los problemas de los demás como seguro en muchas situaciones lo he sido.Gracias a ellos entiendo y hoy pido perdón a aquellos que en algún momento de su vida han sentido dolor y yo no he estado allí lo suficiente, lamento no haber ofrecido mi hombro cuando el miedo y la angustia estuvo en sus corazones. Dios no quiera que tengan que volver a vivir otra adversidad, pero si así lo fuera, quisiera me dieran la oportunidad de estar allí para poder ganarme ese lugar en esa buseta de su vida!

Sea la oportunidad para agradecerte a ti Moni, mi amiga, mi compañera de lucha, que te fuiste de “avanzada” para el cielo, aunque tu partida no estaba ni en tus planes ni en el mío desde allá has sido un apoyo incondicional.
Te agradezco desde lo mas profundo de mi alma y mi corazón todo el tiempo que me dedicaste. NADIE ha podido reemplazarte, pues tu, viviendo esta misma enfermedad a la par, tenias un único rol que es imposible de asumir. Nuestras llamadas (que duraban horas) a las 7:30 am cuando los maridos y los hijos ya habían salido eran nuestra mejor terapia. Llorábamos y nos reíamos a la vez, compartíamos los miedos, las angustias, los dolores y también nos llenábamos sueños, de ilusiones, de esperanza. Era un espacio nuestro donde planeábamos nuestro futuro lleno de vida y de alegría como la que tengo yo hoy y como la que seguro tu tienes en la gloria de Dios! Te extraño cada minuto y seré fiel a la promesa de tantas cosas que tengo guardadas de ti y que tienes tu de mi, estarás siempre conmigo, siempre es siempre!

Gracias a Dios que es incondicional, a mi marido que es mi mejor amigo. A mis hijos que son mis amigos…mi motor, a mi familia y todos mis amigos que hacen de mi hoy una mujer ABSOLUTAMENTE FELIZ.
Me alegra saber que ya estamos todos en este camino pavimentado, que c estamos disfrutando del paisaje hermoso que hoy me muestra la vida y la velocidad que nos da brisa fresca…. AHORA SI… NOS FUIMOS!

29- Año Nuevo

“Mamá, yo quiero que se acabe este año YA, porque si nos paso de todo” decía uno de mis hijos estos últimos días.

La verdad es que este 2014 fue bastante generoso en sus enseñanzas, y como a veces aprender duele, tuvimos momentos de tristeza que cuando empezábamos a recuperarnos de uno llegaba el otro.
Este año se me llevó muchas cosas pero me dejo a cambio otras bonitas que son las que me ayudan a entender que definitivamente todo en la vida es perfecto.

En el primer trimestre se me llevó lo poco que quedaba de pelo en mi cuerpo, me dejó tres cejas, tres valientes mosqueteras que lucharon hasta el final como para que yo no olvidarán que allí existieron. Se me llevó el color trigueño y me trajo a cambio un “glow in the dark” un tono entre amarillo y verde que me recordaba, sobretodo en las noches al desmaquillarme que el tratamiento si me estaba haciendo efecto, mucho efecto.
Es entonces allí, donde me atrevo a decir que este proceso de cambios físicos es quizás uno de los aprendizajes mas bonitos que tuvo esta enfermedad en la mujer, que la tuvo en mi. Renunciar obligatoriamente a mi mayor motivo de orgullo: mi pelo, me dio la lección más hermosa de desapego, renunciar a la fuerza al aspecto físico y sentir lo cierto que es que la belleza, el dinero y el poder salen y se van sin avisar… Que bonita lección! Para mi y para quienes estuvieron cerca.
Hoy, tengo un pelo más abundante y fuerte. Siempre quise crespos, ahora los tengo todos… Un poco más de lo esperado…de lo imaginado … Pero soy feliz con ellos. Los interpreto como un cambio real de mi nueva vida. Como aquellas personas que se cambian la identidad por completo. Eso hizo la vida conmigo y por eso, por esa misma razón tenía que ser coherente y el cambio que había dentro tenía que estar por fuera…
Hoy, soy una mujer de rizos y aunque me da nostalgia ver mis fotos del pasado, es cierto que gozo cada mañana que amanezco cuando me veo en el espejo como un árbol y siento que ahí estoy, la misma pero distinta, mi otra versión, la que quedó del 2014 y empieza el 2015…

Se llevó la firmeza y vitalidad de mi cuerpo, esa quimioterapia blanca que tuve durante principios del año absorbieron la energía física que quedaba en el. Fueron muy duras con mis músculos. Lo sentía disminuir cada día. Dificultades para respirar, para caminar… Fueron MUY duras, pero hoy me siento feliz porque de alguna manera el cuerpo ha venido despertando. Es hermoso ese aprendizaje de entender que caminar, respirar, valerse por si sólo no es gratis, no está garantizado, que hay que agradecerlo cada amanecer. Hoy, cuando puedo montarme en una banda a caminar, cuando quedo fundida después de haber hecho quizás el 20% de lo que era capaz de hacer antes, me siento feliz y agradecida de poder ir recuperando y aunque quizás nunca vuelva a ser la misma, estoy feliz, porque le doy valor a cada paso que doy. A poderme poner mis tacones de nuevo a caminar a correr y a bailar!

Este año se llevó a mi mamá, que atrevido! Se lleva la persona que más me quería en la vida, nada existe más fuerte que el amor de una mamá. Tenía en mis planes que las incapacidades de mis cirugías me iba a ir a acostarme al lado de ella, a acompañarla en su soledad y a que se sintiera tan útil como nunca, pues cuando se esta enfermo no hay nada que le sirva más a uno que el abrazo y el cuidado de la mamá, nada lo reemplaza…nada, absolutamente nada.
Pues si, este año se la llevó, no era el momento indicado a mi modo de ver, era quizás el que más la necesitaba, pero así estaba escrito. Así tenía que ser. Y aunque me costó entenderlo, hoy agradezco que nos haya dado la posibilidad de despedirla de manera especial, de que ella escogiera que iba a morir y de manera consciente despedirse de cada uno de sus hijos y nietos, de hacernos sus recomendaciones, de decirnos cuanto nos quería y de recibir todo nuestro amor y nuestra alegría de lo cual ella siempre se sintió orgullosa.
Cuanta falta me hace! Me duele cada día que pasa saber que no me pudo ver recuperada “con vida”. Yo siempre fui su niña….nunca crecí para ella… Y yo, que se lo que es el amor de los hijos, me imagino que así yo nunca le haya transmitido dolor, seguro sufrió por mi.
Hoy, en Diciembre, cuando me duele tanto no tenerla. Cuando me duele tanto ver llorar a mi papá cada segundo que la recuerda, pienso que está mejor que nunca, que está donde ella quería estar, donde ella merecía estar… Y que así nos duela el alma es una bendición que este hoy no CON sino DENTRO de nosotros.

Se llevó mi amiga, mi confidente de enfermedad, la única que me entendía lo que estaba viviendo “en línea” pues ella lo vivía igual. Con Mónica compartíamos angustias, miedos, tristezas. También compartíamos esperanzas, ilusiones y sobretodo el futuro… Teníamos muchos planes, muchos sueños. Se llevó a Mónica y yo en ese momento sentí que me derrumbaba más que nunca! Fue quizás lo peor que viví! No es comparable con el amor que se siente por la mamá, pero mi mamá había cumplido un ciclo y ya quería trascender, ya estaba cansada, ya era justo que descansara en la gloria de Dios. Pero Mónica no, ella y yo estábamos ilusionadas con todo, con ver crecer nuestros hijos, con disfrutar de los nietos… Estábamos en el mismo punto de la vida… Y se me fue!!!!
Recuerdo con alegría esa mañana que pasamos juntas en la clínica de la cual creíamos saldría pronto y recuerdo con tristeza esa llamada donde me dijeron que no estaba mas, ese vacío, miedo y profundo dolor que se apoderó de mi, que me robó la paz de muchos dias!
Hoy, la recuerdo siempre, sus consejos me retumban, porque ella era “canchera” en el tema y con esa paz y ese amor que la caracterizaban me había anticipado todo lo que iba a pasar cuando llegara al final… como iba a “despertar” a esta nueva vida. La tengo conmigo y aunque me duela el alma que no este, agradezco a Dios y a la vida que le haya permitido irse sin sentir dolor, que no hubiera sufrido las consecuencias de su nueva enfermedad y sobretodo que no se dio cuenta que se iba a morir. Era una mujer tan especial que se merecía dejarnos un recuerdo lleno de sonrisas y palabras dulces hasta el último momento… y así fue. Así la recordaré siempre.

Se llevó mi perrita, para quienes saben lo que es el amor de una mascota, saben lo que significa el amor desinteresado y profundo de estos animalitos.
Isabella fue mi primera mascota, después de haber renegado por su llegada y advertido a mis hijos que no quería verla cerca de mi, ni encima de un sofá porque no me gustaban los perros, termino durmiendo conmigo y cuidando de mi enfermedad pues nunca me desamparó.
Me enamore perdidamente de ese animalito, y era mutuo, ella no permitía que nadie se me acercara, me cuidaba como nada y me demostraba con su mirada que existe el amor verdadero.
Con solo 2 años un día le dio un infarto y se murió, ya cuando yo había terminado… hay quienes dicen que se llevó la enfermedad, pues el perro es el único ser vivo que da la vida por su amo. Me partió el alma, mas de lo que creí! Es un duelo y para mi era otra pérdida, otra renuncia, otro aprendizaje en tan poco tiempo… Hoy tengo a Canela, al otro día de morir Isabella llegó a conquistarnos a todos, y aunque “un clavo saca otro clavo” el lugar de Isabella nadie lo reemplazará, fue mi primera experiencia de amor desinteresado y de la cual aprendí que siempre quiero tener la felicidad de una mascota a mi lado.

En conclusión fue un año “movido” un año que me arrugó el corazón mas de la cuenta pero como la vida es justa me ha traído a cambio inmensas felicidades.
Compartir y aprender de tantas mujeres valientes que hemos tenido en el programa de Television “Poniéndole el pecho al cáncer” y sobretodo por medio de sus testimonios poder llegar con un mensaje de esperanza para quienes están pasando por una dificultad ha sido un inmenso regalo.
Me he sentido mas que realizada con Modorosa, con el apoyo tan hermoso de tantas personas para ayudar a quienes viven con dificultad una situación como estas, a ayudarlas a ver la luz en medio de esta oscuridad.

Gracias Dios por este año que pasó, en el que cada día me diste lecciones de humildad, de fuerza y de fe. Porque cuando sentía que no podía mas, cuando no podía dormir, cuando por minutos perdía la esperanza, cuando lloraba en silencio tu siempre estuviste ahí.
Gracias Dios porque hoy mas que nunca le doy valor a la vida, a los días y las noches, al calor y al frio… Porque hoy mas que nunca disfruto todo lo que tu tienes para mi.

Gracias Dios porque me quieres tanto que quisiste que yo aprendiera todas las duras lecciones en un mismo año para que los demás estén llenos de alegrías y sueños por cumplir porque hoy tengo muchos… pero muchos mas que antes.

Gracias Dios porque me pusiste a prueba mi familia y mis amigos y has permitido que descubra lo que es el amor y la amistad y descubra que a su lado mi vida tiene un sentido.

Gracias Dios porque esta ha sido la navidad que mas he disfrutado en mi vida y porque me permites dar la bienvenida a este nuevo año llena de felicidad! Espero que sean muchos mas, los que tu quieras, tengo muchos sueños por cumplir aun, pero cuando tu consideres que llegue el momento, me iré sabiendo que me permitiste descubrir, después de mucho aprender, que si existe la verdadera felicidad!

28- Hoy termino y empiezo a vivir…

Un hombre muy rico vivía en una isla llena de lujos y comodidades. Era completamente solo y como pronto iba a morir decidió regalar su isla y toda su fortuna a aquella persona valiente que llegara nadando desde la costa a su isla.
El problema no era la distancia, el mayor inconveniente era que este recorrido estaba lleno de tiburones y existía una altísima probabilidad de no terminar con vida.
Llegó el día determinado entonces y todo el pueblo estaba en la playa mirando quien sería aquella persona extraordinariamente valiente que hiciera ese recorrido.
El tiempo pasaba y como era de esperarse, nadie tomaba la decisión de lanzarse al agua.
Cuando faltaban tan solo minutos para cumplirse el plazo alguien se tiró al mar, empezó a nadar con tanta fuerza y rapidez que los mismos habitantes del pueblo que se conocían hace tantos años, se preguntaban quien sería aquel que demostraba evidentemente no solo que era valiente sino que tenía una fuerza que seguramente el mismo desconocía.
Los tiburones estaban a su alrededor se acercaban y se alejaban, la gente desde la playa sufría y gritaba y en un trayecto que pareció largo para todos pero que fue mas corto de lo esperado para él, llego al otro lado! Con heridas, con vestigios del recorrido pero con vida.
El propietario y las demás personas que esperaban se acercaron de inmediato sorprendidos a mirar quien era y por sorpresa se dieron cuenta que era una mujer del pueblo, que siempre había vivido tranquila, sin problemas, que llevaba una vida feliz, que a la luz de todos era lo suficientemente cómoda para haber tomado esta decisión.
El propietario admirado la felicitó por su valentía y le aseguró que toda la fortuna ya era suya y finalmente le preguntó cómo había tomado la decisión de lanzarse al mar, una decisión que nadie esperaba y mucho menos de ella.
Ella, mientras miraba para los lados respondió: “lanzó? No… Yo no fui, no fue mi decisión… Todavía estoy tratando de ver quien fue el “descarado” que me tiró”

La conclusión es que muchas veces en la vida hay algún “descarado” que quiere hacerle daño a uno y lo “tira al agua” lo obliga a enfrentar adversidades como el desempleo, el divorcio, el desengaño, las dificultades económicas,la soledad… Adversidades que te enfrentan al dolor, a la sensación de abandono, a la perdida incluso del deseo de vivir…
Ese “descarado” que nos termina haciendo un favor aunque su propósito inicial haya sido diferente, ese “descarado” q nos arregla la vida como nunca antes.

Ahora, esta historia es una analogía perfecta a la situación que vivimos en una enfermedad como el cáncer.
Lo vemos desde la playa, lo vemos así como se pueden ver los tiburones. Le tenemos pavor pues sabemos que enfrentarlo tiene una dosis de riesgo importante e impredecible.
Ahora, en este caso, o al menos en mi caso sé que el “descarado” que me empujó fue Dios, El me eligió para que yo hiciera ese recorrido, que aunque ya lo había vivido desde la orilla estaba convencida que allí, a ese mar lleno de aparentes angustias y dolor no me iba a meter. Me escogió a mi para que recorriera y nadara con la fuerza que ni yo misma imaginé que pudiera tener y sobretodo me dio una fuerza adicional para que en ese trayecto donde el frío, el miedo, la incertidumbre y los roces de los dientes de los tiburones que los sentí varias veces y que de hecho dejaron su recuerdo, fueran por el contrario inyección de energía para llegar con vida al otro lado porque mi familia y mis amigos me necesitaban.

Nunca imaginé que pudiera nadar así y no soy la única, he descubierto muchas personas que lo hacen, pues todos los seres humanos tenemos esa fuerza, esos “superpoderes” están allí y está en nuestras manos hacer uso de ellos, es nuestra decisión aprovecharlos o entregarnos a merced de los tiburones antes de tiempo.

Hoy llegué a la isla! Hoy termino mi ultima incapacidad después de 16 meses de haber nadado sin parar, hoy oficialmente doy por terminado todo lo que tiene que ver con el cancer en este hermoso camino recorrido. Hoy me duele el cuerpo, estoy cansada, muy cansada pero con la satisfacción profunda de habérsela metido toda en cuerpo y alma.

Hoy vivo mas feliz que nunca y soy rica, muy rica porque rico no es aquel que tiene mucho sino que menos necesita. Hoy descubrí que el valor de la vida no tiene precio y que lo verdaderamente importante, lo que llena el alma y da felicidad no cuesta nada. Hoy soy consciente que haber enfrentado tantas dificultades en este camino me han ayudado a encontrar “mi mejor versión” y que mi misión está en permitir que otras lo hagan, que puedan llegar a tiempo y que este corrido sea mas fácil para que desde el comienzo lo hagan con amor y felicidad y lo vean no como amenaza sino como oportunidad!

Hoy agradezco a ese “descarado” que amo y que me da la paz llamado Dios que haya llegado mas a mi vida, se que me puso pruebas muy duras adicionales a la enfermedad porque el quería que me graduara con honores. Se llevó a mi mamá, se llevó amigas, se llevó a mi perrita… Pero todo lo que El hace es perfecto y esto tenia que formar parte de mi aprendizaje. Esto formaba parte de aprender a vivir sin apegos, de vivir el hoy, de entender y de aceptar.

Hoy despido casi 200 dias de entrega y aunque algunos tuvieron tonos de grises siempre hubo una luz que hoy brilla en mi alma y en mi corazón como nunca antes.

Agradezco a EL, a la vida, a mi familia, mis amigos… Y por supuesto a la ciencia que hoy empiece de nuevo. Que hoy sienta que volví a nacer y que ya soy una persona diferente por dentro y hasta por fuera!

Gracias al cáncer hoy descubrí lo que es la verdadera felicidad!

Hoy termino y empiezo a vivir!

27- A punto de terminar…

Selfie quirófano

Selfie quirófano

Hace pocos dias tuve mi ultima cirugía, debía realizarme el cambio de las prótesis expansoras a las reales, sacarme los ovarios para no estar ahí “durmiendo con el enemigo” y corregir una hernia umbilical. Una cirugía “combo agrandado” con plástico, internista y ginecólogo a bordo.

No veía la hora de que llegara ese día, iba FELIZ pues para mi esa cirugía era dar por terminado este tiempo de mi vida donde el cáncer era el dueño del control. Donde el horario, la alimentación, el ejercicio y el sueño había sido “tomado” por él así yo no lo quisiera.

Días antes tuve unas vacaciones con mi esposo, estaban planeadas hace casi un año y en teoría para ese momento yo ya habría terminado y sería un motivo de celebración. Aunque el tratamiento, las cirugías y demás cosas tuvieron que moverse por múltiples razones, digamos que el viaje fue una celebración previa al cierre de esta etapa y pienso que fueron esos días de descanso los que ademas me hicieron “hacerle ganas” y recibir con tanta alegría lo que iba a vivir.

Si señores, alegría, aunque parezca increible llegar a un punto de la vida donde nos sentimos felices y agradecidos por poder entrar a una sala de cirugía, así la misma implique volver a cargarse de paciencia, de fuerza y de valentía. En realidad es sentir esperanza porque allí vemos “el futuro”…la vida que nos queda…

No es fácil, implica soportar incomodidades físicas, depender de alguien que te ayude y soportar una buena dosis de dolor en el cuerpo y en el alma, porque no existe ningún momento en la vida que mas se extrañe la mamá que cuando se está enfermo y acostumbrarse a que la de uno te acompaña desde el cielo seguramente requiere de un buen tiempo. La verdad hay que hacer un gran esfuerzo para entender que a esa persona que más te quiere en la vida ya le correspondía trascender y para poder tenerla como compañía espiritual tendrás que renunciar a sus abrazos, sus besos, sus llamadas, sus oraciones y su cuidado diario, para que lo haga desde otra dimensión, superior, para que esté más cerca que nunca así no lo sientas y para que esté EN TI, no contigo…algo así como el amor de Dios.

La cirugía era a las 7:00am, radiante, como si fuera para un paseo salí de mi casa.
Llegamos a la sala de preparación y aunque la gente de la clínica es muy especial, ese olor de “limpio” de hospital me empieza a llenar de miedo, me esconde las venas , mis dedos se ponen frios y empiezo a temblar. Siempre es igual.
Pero…esta vez no fue así, yo iba TAN feliz de sentirme “al otro lado” que mientras estaba en la sala de preparación estuve oyendo musica con mi celular y a pesar de que mi marido estaba ya en “modoquirófano” (serio y alerta), me permitió que siguiera con el.

Llegó entonces el momento del cateter que es mi mayor temor, lograron ponerlo en el primer intento que no era lo usual y no me saco lágrimas esta vez, pues es de las pocas cosas que me hace llorar. Casi de inmediato llegó la aplicación del sedante para pasarme al quirófano.

Hasta ahi llegue yo, o mejor dicho, llegó mi conciencia. A partir de ese momento no me acuerdo de nada incluso no me acuerdo ni de la llegada a mi casa varias horas después de despertar.

Es alli entonces donde de manera maravillosa empieza mi inconciente a relucir. Estaba “en las drogas” literalmente, absolutamente trabada y sin control de mis acciones y de mis pensamientos. Ese momento de tanta vulnerabilidad donde sale lo real, ese “indio” que todos llevamos dentro, lo que los seres humanos tenemos oculto, incluso muchas veces lo que no queremos que nadie vaya a conocer. Ese momento donde no hay filtros y nuestros miedos, angustias…nuestras emociones en general están totalmente al descubierto, podría decirse entonces que: “los niños, los borrachos y los anestesiados siempre dicen la verdad”.

Pues yo FUI FELIZ, me cuenta mi esposo que una vez me entraron al quirofano y me di cuenta que había música le pedí al anestesiólogo que pusiera la canción:”Happy” de Pharrel Williams y acostada, incluso amarrada en la camilla, empece a moverme y a cantar a su ritmo. Además, después dije que nos tomaramos una “selfie” ( una foto tomada por uno mismo) en compañia del anestesiologo, el plástico y mi marido quien siempre entra al inicio de las cirugías pero se sale una vez va a empezar.

Tengo que confesar que cuando supe la lora que había dado, sentí “pena ajena” de haber tenido ese comportamiento en medio de tanta gente desconocida. Sentí pena con mi esposo de imaginarme la fuerza que debió haber hecho, el que es tan puesto en orden, tan organizado y riguroso. Tan controlado.

Pero, a los pocos minutos, cuando “cambie el observador”, me sentí TAN feliz pues me di cuenta que la decisión que tomé desde el comienzo de ser feliz a pesar de todo, de verle el lado amable y recibir con alegría todo lo que llegara, de no entregarle mi alegría a una enfermedad definitivamente era mas que una decisión… Era una realidad que se siente en mi cuerpo, en mi alma y en mi mente consciente e inconsciente.

Esa es mi vida hoy despues de este cáncer, mas feliz que nunca. Y así puede ser la vida cuando miramos la adversidad con otros ojos y buscamos esa luz asi sea pequeña en momentos de oscuridad. Claro que han existido momentos que han sido diferentes, que no han sido para cantar y bailar, sería imposible que no fuera así cuando te enfrentas a una enfermedad que compromete la vida y cuando vas viendo la gente que se muere alrededor por no haber llegado a tiempo. Pero ese no ha sido el común denominador, como lo he dicho varias veces y lo repito, esa frase que dice:”El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”… Es una decisión.

Hoy, después de estar una semana acostada, con las limitaciones de mis tres cirugias, con dolores, incomodidades y cicatrices tengo más felicidad que nunca! Tengo mi corazón lleno de vida y esperanza y recibo los dias y años que vienen que serán muchos más especialmente el día de mi cumpleaños #45 que será mañana y que sin duda celebrarlo ya es más significativo que antes.

Hoy veo desde mi cama en la montaña en estos dias de tanta lluvia y oscuridad ese rayito de luz que me da calor.

Hoy veo sobretodo en la mirada de mi marido y mis hijos cada dia que amanece que vivir vale la pena.

Hoy siento que los miembros de mi familia y los amigos que me han acompañado tienen más valor que nunca.

Hoy siento que paradójicamente por medio del mas profundo dolor descubrí lo que es la verdadera alegría!

Gracias vida por esta oportunidad de empezar a vivir lo que es la verdadera felicidad soy feliz, MUY feliz!

*video en el quirófano: http://youtu.be/XAoP0Jfc5Uk

26- Cuando una amiga se va…

Hace un poco más de 7 meses, cuando mi amiga Mónica empezó su tercera lucha a esta enfermedad, pude escribirle en este blog en “mi inspiración” cuanto la quería, cuanto la admiraba y la luz que significada para mi en este proceso.

La vida que nos unió en la juventud y que por cosas del destino nos había alejado un poco físicamente, nos regalo esta enfermedad para reencontrarnos y sobretodo para sentir que en nuestros corazones el tiempo no había pasado y que ahí seguía la misma amiga amorosa, incondicional de tiempo atrás y que su corazón y calidad humana habían incluso crecido más que nunca.

Cuanto tengo para agradecerle! Esa cercanía tan precisa, tan asertiva como ella. Aparecer en el momento perfecto siempre, sobretodo en el punto perfecto para quienes vivimos estos días “diferentes” que queremos y no queremos hablar… que queremos y no queremos compañía… que queremos tanto y no queremos a la vez… Por eso, por haberlo ella vivido, sabía exactamente cuando y cuanto era mucho o poco.

La mejor compañía. La veía tan tranquila y tan feliz que fortalecía la paz que yo sentía y me demostraba que la actitud hacía toda la diferencia. Me validaba que al contrario de muchas otras personas que le habían entregado su felicidad a la enfermedad, ella lo miraba a la cara, y frente a él, seguía construyendo una vida llena de ilusiones.

Ella que se veía tan bien, tan llena de planes, de sueños, llegó con un nuevo diagnóstico, un metástasis en el hígado que me dio a pavor, también a ella, pero desde el comienzo resolvió que era una lucha más de la que estaba convencida nuevamente iba a ganar.

Era una guerrera, se le medía a todo cargada de fe, de mucha fe. Empezó a aceptar con amor todo lo que le iba llegando y así le doliera en el alma trabajaba por ello. Recuerdo especialmente el día que se le empezó a caer el pelo. Me llamó y hablamos más de una hora por teléfono, lloraba de la angustia de sentir que tenía que volver a prescindir de él, pero sobretodo la mortificaba ser esclava de la peluca de un tratamiento que parecía por el momento ser bastante largo.
-“Lini, dime algo que me ayude a no volver a cargar con esa mentira”, me dijo.
Yo la verdad le respondí con tanta convicción de lo gratificante que era para mi andar “libre” de peluca, lo que había significado para mi cuerpo, mi alma y mi ego, lo que significaba para mi marido y mis hijos y lo que podría llegar a significar para una persona en la calle que no conocíamos… Ella lloraba mientras me escuchaba y yo le garantizaba que después de unos días de impacto iba a sentir la felicidad más grande del mundo… Y así se fue… El día que se rapó me mandó de inmediato la foto y la vi más hermosa que nunca, me la mandó con esa sonrisa de complicidad que solo yo podía entender y cuando pasaban los días frecuentemente lo agradecía, me contaba las mil historias producto de ser una mujer calva en la calle en esta ciudad y nos reíamos sin parar.

Pasaron los meses y los días se fueron volviendo más difíciles, parecía que su cuerpo estuviera bailando a otro ritmo diferente al de su mente y su alma. Hubo que suspender unos días de tratamiento para nivelarle lo que hacía resistencia a los medicamentos que se usaban previos a la quimioterapia.
Aún así su fe era inquebrantable, ella estaba convencida que de esta volvía a salir . Yo por el contrario, y a pesar de ser siempre optimista, sufría con cada día que pasaba sin ella poder recibir su tratamiento y algo dentro de mi me decía que eso no iba a estar tan bien como pensábamos.
Yo le preguntaba a mi marido que es médico, al oncólogo que era el mismo mío y aunque siempre me hablaron de cosas que faltaban por hacer y me decían que siempre había esperanza yo nunca quedaba satisfecha con las respuestas.

Decidí aprovecharla como nunca, dentro de lo que se podía y se dejaba, sabía que a veces necesitaba unos días de silencio y tímidamente yo aparecía hasta que ella volvía a regresar cargada de energía. Y yo siempre estaba allí, paradójicamente se habían invertido los papeles y mientras yo iba de salida del tratamiento ella volvía a empezar.

Recuerdo muy especialmente un día que la acompañe a la quimioterapia (yo que había dicho el último día que allá no volvía ni a deshacer los pasos) estábamos afuera y ella estaba resolviendo telefónicamente una orden de un medicamento que aún no había recibido. Ella caminaba mientras hablaba y con esa delicadeza que la caracterizaba le pedía a quien estaba al otro lado del teléfono, que le ayudará por favor que ya estábamos allá y necesitaba seguir con el tratamiento.
Yo, la miraba a distancia y mientras ella hablaba y reclamaba ayuda para seguirle luchando a la vida, yo le pedía a Dios en silencio que la protegiera, que le diera paz, que le diera vida… Ese día antes de ir a acompañarla incluso había ido a visitar a mi mamá en su osario y le había pedido que por favor que ese tercer medicamento que le iban a ensayar ese día para evitar la reacción le funcionara pues teníamos toda la fe puesta allí y como mi mamá la había querido tanto yo estaba segura me iba a ayudar.

Dios me escuchó, hizo todo como El lo hace, perfecto así no parezca. Escribiendo “derecho en renglones torcidos” El aceptó mi petición pero a su manera… decidió protegerla como nunca , darle toda la paz y regalarle la mejor vida…todo esto sería sólo posible a su lado. porque creo yo se venían unos días difíciles, muy difíciles para ella y para todos los que la queremos tanto.

En pocos días pasaron muchas cosas que la descompensaron y sin siquiera pensarlo, en un abrir y cerrar de ojos se la llevó… La premió con un final fácil, sereno y en paz , así como ella se lo merecía. Se la llevo sin dejarla sentir dolor, miedo ni angustia porque ella así como todos estábamos convencidos que particularmente de esa embolia no iba a morir y rápidamente sería dada de alta. En cuestión de horas se fue al cielo dejándonos a sus amigas incluso con mensajes grabados y con la planeacion de una posible bienvenida cuando volviera a casa.

Que dolor más grande sentí, era una mezcla de miedo, de angustia, de desasosiego. Su muerte se me llevó toda la energía, toda la que había acumulado estos meses, era como si se me hubiera llevado la luz. Me sentí frágil, vulnerable, pero sobretodo me sentí profundamente sola pues nadie, absolutamente nadie podía reemplazar el papel que ella tenía en ese momento. Ese vínculo afectivo y esa necesidad creada de podernos hablar de “tu a tu” y aunque ambas tenemos grandes amigas del corazón ninguna podía cumplir la función que teníamos la una a la otra. Era cuestión de empatía, de saber que las dos estábamos en el mismo “modo” y que nuestras aburridas conversaciones para otras no lo eran para nosotras.

Me quede sin confidente, sin guía y sin fuerza. Hablábamos por horas en la mañana temprano cuando los niños salían para el colegio y los esposos a trabajar (justo en este momento en que escribo) así podíamos llorar y reírnos a la vez sin que ninguno lo notara pues no nos gustaba verlos sufrir. Ella soltaba carcajadas con mis exageraciones y se volvía profundamente analítica cuando hablábamos de la posibilidad de morir y del desapego. Conversaciones deliciosas a pesar de estar en torno a un tema tan poco amigable, conversaciones reales, dulces y saladas pero siempre conversaciones que fortalecían y nutrían el alma.

El tiempo ha pasado. Un poco más de un mes que ha sido más lento de lo que quisiera, todavía siento ese nudo en mi garganta cuando pienso en ella, todavía se me llenan los ojos de lágrimas rápidamente cuando siento que la necesito, me dejó mal acostumbrada y el inconsciente me juega malas pasadas y hay momentos que voy a buscar el celular para contarle alguna buena noticia en torno al tratamiento, porque ella disfrutaba de la subida de mis neutrófilos como si fueran sus acciones en la bolsa y viceversa. Nos monitoreábamos las citas médicas, nos contábamos una a una las cejas y pestañas que se le iban a ella y que ahora me llegaban a mi y sobretodo desnudamos totalmente nuestra alma y nuestro corazon. Hoy por ejemplo que tengo resonancia de control se que estará allí más presente que nunca y después de tantos días de sentir tanta melancolía, hoy finalmente tomé la decisión de entregarla y pedirle que me deje la fuerza, la esperanza y la fe que ella tenía.

Ahora si, me quedo acá yo sin ella materialmente pero con su esencia dentro de mi, me quedo llena de promesas, de planes juntas, de consejos y de hermosos recuerdos. Me quedo con su último chat en mi celular que no quiero borrar y con el recuerdo de voz y su risa que hago el esfuerzo de no olvidar nunca.

Ella se llevó mis secretos y mis preguntas, pero se que desde allá me dará las respuestas. Se llevó sin querer por unos días mi alegría pero ya me la regresó y precisamente en su honor lucharé para conservarla y reír a carcajadas como ese último día que estuvimos juntas.

la foto

Nuevo Post: Mastectomía

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Gracias por visitarnos, nos disculpamos por los errores de ortografía o problemas de redacción pues esta escrito directamente desde el corazón.

1- Ecografía Mamaria

2- La noticia

3- Decantar la noticia…

4- Cómo contar?

5- Contra que nos enfrentábamos

6- Cambio de médico

7- La cirugía y el diagnóstico

8- El catéter, la quinta maravilla

9- Primer corte de pelo

10- La fe

11- Quimioterapias Rojas

12- Efectos Post quimio

13-  Sin Pelo

14- La peluca

15- Cabezas para mi peluca

16- Nancy, mujer valiente

17- Una mujer sin pelo en la calle…

18- El primer cumpleaños

19- Regalos de Navidad

20-Quimioterapias blancas

21- Cómo nació este blog?

22-Terminando mis quimioterapias…mi reflexión.

23-Y si no tengo pelo… si seré mujer?

24-Porque hay que ponerle el pecho

25-Mastectomía

 

25- Mastectomía radical bilateral

Hace unos cuatro años, mi esposo, con lo prevenido que siempre ha sido, me propuso que hiciéramos esta cirugía. El solo término me sonó lo suficientemente complejo para aceptarlo y me parecía que no tenía sentido que yo a los 40 años, extirpara en su totalidad el tejido mamario de ambos senos para prevenir algo que pudiera suceder.

El insistía con todo tipo de argumentos médicos y en busca de tener una tranquilidad para la vida futura, pero  yo, convencida que eso ” no sería conmigo” y después de una reunión que tuvimos con respecto a este tema con el médico, llegamos a la conclusión (el médico y yo) que me haría un seguimiento cuidadoso cada seis meses y que seguro “nada iba a pasar”.

Cuando supimos la noticia no puedo negar que sentí culpa, bastante culpa de saber que le habría podido evitar esta situación a el quien se repetía constantemente que debió de haber insistido, pues le dolía en el alma saber el proceso que tendríamos que enfrentar por no haber querido oír los signos que la vida en su momento nos había enviado.

La ignorancia mía del tema era toda, hace unos meses era la primera vez que había oído algo parecido con la actriz Angelina Jolie, quien además de ser una mujer hermosa y un “sex símbol” había, de manera inteligente, renunciado a tener sus senos naturales porque su mamá y su tía habían muerto de cáncer de mama y el examen Braca 2 que ella se había realizado demostraba que sería probablemente una próxima candidata.

Me pareció muy valiente en su momento! Identifique de inmediato que eso era lo que mi marido me había propuesto años atrás y tenía que reconocer que por vanidad y comodidad no había querido someterme a una cirugía tan fuerte .Me pareció entonces increíble que la actriz que ” si vivía de eso” hubiera sido tan radical y precisa en su decisión!

En todo caso, allá ella… Muy valiente, muy precavida , pero insisto… como eso no me pasaría a mi, no era para nada  necesario.

Llegó mi diagnóstico y paso todo el tratamiento en el orden que debía ser: cuadrantectomia para sacar el tumor, quimioterapias rojas, quimioterapias blancas y finalmente terminar con la mastectomia con el propósito de no dejar rastro de ningún tejido mamario en el cuerpo que pudiera a futuro convertirse en un tejido no grato.

Como yo no acostumbro a preguntar mucho del tema, sino que me gusta ” dejarme sorprender” me enteré a última hora de muchas cosas. El día antes de la cirugía en cita con el anestesiologo por ejemplo, supe que estaría varios días en la clínica porque las primeras 72 horas el dolor es más intenso y quisieran manejarlo con epidural.

Así fue entonces,  maravilloso! Una anestesia perfecta, ese estado de profundidad que me fascina y luego a la habitación atendida por un personal amoroso y profesional, acompañada de mucho amor y SIN dolor!

La epidural estaba funcionando perfecto y salvo los drenes que colgaban a los lados que incomodaban un poco no sentía mayor cosa.

Como estaba TAN bien, todo indicaba que podrían darme de alta antes de las 72 horas porque estaba respondiendo perfecto y así podría pasar el día de la madre en compañía de mis hijos y mi marido tranquilamente en casa.

Que error! Me equivoqué sin duda, cuando amanecí ese domingo no recuerdo haber tenido en mi vida una situación de dolor igual, una situación de dolor que fuera tan larga, tan intensa, tan permanente.

Hace 13 años viví prácticamente un parto a sangre fría con mi hijo menor. Fue muy duro pero pasó rápidamente, acá fue un día completo, 24 largas horas donde me dolía el cuerpo y me dolía el alma.

Era el primer día de la madre sin mi mamá, tenía tan solo un mes de haber partido y justo, en esos momentos de dolor, un abrazo, una caricia, una recomendación, una bebida hecha por ella era lo que yo sentía que curaba todo.

Mi marido y mis hijos no sabían que más hacer para que yo estuviera bien, pero me sumergí en un silencio total aceptando ese día de intenso dolor con amor y esperando que pasara rápidamente porque estaba convencida que el otro día sería muy distinto, porque entendí que estaba viviendo el duelo de la pérdida de mi madre como ninguno de mis hermanos y que yo tenía que enfrentar y vivir ese dolor sola, como precisamente la vida me lo había regalado.

Que día tan largo, literalmente con lágrimas de sangre que me salían por diferentes partes del cuerpo y creo que buscaban otra salida porque llorar no era posible.  Si respirar era doloroso llorar o hablar ya era demasiado.

Sentía los gritos de mi alma, sentía los gritos de mi corazón y ese día si me pregunté porque mi mamá se había ido en el momento de mi vida que más la necesitaba.  Sentía envidia profunda de los comerciales con mamá, de los avisos de revistas, de las amigas o quienes llamaban diciendo que iban a celebrarlo con la suya, sentía envidia de mis hijos que ellos si la tenían, así ese día tuviera que permanecer en cama.

Pero  como todo pasa, como todas las imperfecciones de la vida son perfectas, al otro día me levanté completamente diferente, cuando abrí mis ojos y fui consciente del nuevo día sentí que estaba distinta y ahí pude interpretar que mi dolor del día anterior era del alma y cuando el alma y el corazón duelen, cuando el apego nos toma ventaja no hay remedios, no hay inyecciones que puedan llegar a curar tal profundidad.

Empecé a mejorar a una velocidad increíble, conviviendo con incomodidades que seguro hace unos meses me hubieran incapacitado , pero que hoy las manejo fácilmente. Empece a “disfrutar” sobretodo,  la tranquilidad de saber que ya no estoy “durmiendo con el enemigo” que ya no hay tejido mamario dentro de mi.

Y así va corriendo el tiempo… Ya pasaron un poco más de tres semanas y aunque tuve un pequeño impase que requirió volver al quirófano tres días atrás, es una cirugía que su recuperación depende mucho del tiempo pero sobretodo de la aceptación. Mas adelante, en unos cuatro meses remplazaré las prótesis expansoras por unas muy bonitas y todo volverá a ser “como antes”.

Hoy, muchos días después, recuerdo ese día de la madre como algo inolvidable, inolvidable eso si desde el dolor, un día de esos que no queremos vivir, pero un día de esos que siquiera existen para mostrar la grandeza divina de los demás y para comprobar que lo que más sano debemos tener es el alma porque cuando esa duele no hay anestesia que valga.

Como ya no me duele respirar ya si puedo llorar al recordar a mi mamá, ya si puedo decirle que me siento abandonada sin ella, que daría lo que fuera por sus manos sanadoras y que el final de esta batalla sin ella no es fácil pero no imposible.  La ganaré con honores y será así la manera de honrarla eternamente por lo valiente y guerrera que siempre fue con su vida!