30- A mis amigos

Cuando mis hijos estaban pequeños y debían pasar de kínder4 a kinder5, sus profesores buscaban que en el nuevo año pudieran coincidir con alguno de esos amigos con quienes ellos se sentían bien.
Utilizaban un ejercicio que a la luz de un niño era fácil de responder y consistía en preguntarles que si ellos fueran para un paseo en una buseta, quienes quisieran que estuvieran sentados a su lado.
Pues esta analogía que parece simple tiene mas fondo de la cuenta. La vida nos invita de manera natural a muchos “paseos” (unos mejores que otros) que nos toca queramos o no recorrer. Algunos son planeados, nosotros de alguna manera los hemos programado y los hemos visualizado. Otros son esos paseos “sorpresa” que te resultan sin maleta empacada y que sin saber para donde vas o incluso sin querer te tuviste que montar a ese bus!

Esta es una analogía perfecta para lo que vivimos quienes tenemos una adversidad como estas, una enfermedad que llega de “sorpresa” y te obliga a montarse en un bus con la ruta “salvar tu vida” en la cual no tienes ni idea como será ese camino, que tiempo vas a tardar, incluso si lograrás o no llegar al final.
Ahora, hay paseos donde escoges tu a quien invitar, hay otros donde te invitan y de alguna manera tu ya tienes claro de acuerdo a la compañía cual va a ser el “espíritu” de ese viaje, pero en este paseo en particular te montas SOLA y está en la libertad de cada quien subirse, bajarse y/o quedarse.

La familia está allí, algunos están despiertos todo el camino, otros se duermen por tramos pero hay que entender que es un recorrido largo y pesado que cuesta mantenerse en vela.Aun así, es hermoso sentir como desde el mas pequeño hasta el mas viejo quiere hacerte ver que con la sangre también nos corre amor por las venas.

Lo que admiro de manera especial es como hay amigos que deciden montarse a ese bus, ellos no tienen esa “obligación” y este paseo con ellos ha sido una fortuna. Cuando “me montaron” y tuve que ponerle primera y arrancar en esa loma empinada llamada cáncer, empecé a descubrir que ellos se montaban sin decirles y se amarraban el cinturón dispuestos a jugársela conmigo de corazón.

Cómo sería la vida sin amigos me pregunto, cómo sería la vida sin esos compañeros de vida que uno “elige” voluntariamente para compartir todos los momentos. Cómo sería la vida sin sentir que quieres a algunos como hermanos y que sientes que harían todo por ti.

Descubrí en este camino que ser amigo es una gran responsabilidad, que va mucho, muchísimo más allá de compartir un vino, un café… De disfrutar de una comida, una fiesta, un paseo… Los amigos, al igual que la familia se “descubren” en la enfermedad. Es allí donde dejan ver cual es la mejor versión de cada uno y que tan profundo y real si es ese amor que existe.

La vida ha sido generosa conmigo en este aspecto, mis amigos tuvieron unos gestos que me sorprendieron profundamente, que me llevaron sobre todo a cuestionarme la calidad de amiga que soy yo, gestos de desprendimiento, de entrega de amor profundo que yo no había hecho por nadie, gestos que me demuestran que en ese aspecto también tenia muchas cosas por aprender!

Tomar un avión solo para venir a visitarme, acompañarme en momentos de tristeza con el silencio que fuera necesario, regalarme su tiempo, hacerme mascarillas, masajes. Ayudarme a parar y sentar cuando tocaba y darme el brazo para caminar cuando en su momento lo fue. Y ni hablar de los mensajes, llamadas, regalos y por supuesto las cabezas que aun conservo.

Otros me regalaron su oración, sus medallas, rosarios, estampitas y novenas que hacían por mi o que me dejaban en la potería; Es una situación donde es difícil saber que tanto acercarse y así los entendí. Pero se que su corazón estaba conmigo y que su alma estaba conectada con Dios para ofrecer mi salud por encima de muchas de sus cosas durante todos los días.

Hay otros que nacieron en la enfermedad, que los conocí cuando seguro no era tan divertida como era antes, cuando mi cuerpo y mi alma habían cambiado y eso fue lo que mas les gustó y decidieron montarse en el bus de mi vida, de la que conocen ahora, de la que feliz y orgullosa estoy y si que se han sabido quedar allí!

Hoy me siento mas que afortunada, la vida por medio de esta enfermedad me permitió darme cuenta quienes son mis amigos de verdad. Quienes están conmigo en el camino de mi vida.

Hoy mi buseta es mas grande, pues aunque hubo unos pocos que no toleraron la incomodidad del camino y se bajaron, son mas los que subieron y tendrán “puesto fijo” pues quien te abre sus brazos, te comparte su tiempo y te da amor y alegría en la adversidad se quedara contigo para siempre.

Quiero desde el fondo de mi alma agradecer a todos y cada uno de mis amigos que me ha dado tanta alegría. Hoy, que me siento completamente sana, que miro para atrás y veo esa enfermedad como parte de un pasado que no volverá, siento que haber tenido la fortuna de recibir tanto amor en vida es la compensación a los otros sentimientos “diferentes” que se viven en la enfermedad.

Quiero agradecerles por sus consejos, oraciones y fe. Quiero agradecerles por reír conmigo y llorar también cuando tocaba.
Quiero agradecerles por las visitas en la quimioterapia, en las clínicas, en la casa mía (que es como llegar al cielo)
Quiero agradecerles por darme el espacio cuando era necesario, por entender a veces mi ausencia , mi lejanía, mi falta de respuesta… quiero agradecerles por tener la paciencia para quererme así como fui y así cómo soy hoy.

Y a los que se bajaron por decisión propia, a los que no tuvieron la paciencia y la fuerza para este viaje, les agradezco de corazón que en algún momento de la vida estuvieron conmigo, que me regalaron su tiempo en “las buenas”, los quiero y los disfruté. Pero sobretodo me enseñaron que muchas veces anteponemos nuestras necesidades y prioridades por encima de cualquier cosa y no logramos conectarnos con el dolor del otro. Gracias a estos amigos cuyo papel en mi vida era mostrarme como también yo debo mejorar para que no sea fría, ajena y distante a los problemas de los demás como seguro en muchas situaciones lo he sido.Gracias a ellos entiendo y hoy pido perdón a aquellos que en algún momento de su vida han sentido dolor y yo no he estado allí lo suficiente, lamento no haber ofrecido mi hombro cuando el miedo y la angustia estuvo en sus corazones. Dios no quiera que tengan que volver a vivir otra adversidad, pero si así lo fuera, quisiera me dieran la oportunidad de estar allí para poder ganarme ese lugar en esa buseta de su vida!

Sea la oportunidad para agradecerte a ti Moni, mi amiga, mi compañera de lucha, que te fuiste de “avanzada” para el cielo, aunque tu partida no estaba ni en tus planes ni en el mío desde allá has sido un apoyo incondicional.
Te agradezco desde lo mas profundo de mi alma y mi corazón todo el tiempo que me dedicaste. NADIE ha podido reemplazarte, pues tu, viviendo esta misma enfermedad a la par, tenias un único rol que es imposible de asumir. Nuestras llamadas (que duraban horas) a las 7:30 am cuando los maridos y los hijos ya habían salido eran nuestra mejor terapia. Llorábamos y nos reíamos a la vez, compartíamos los miedos, las angustias, los dolores y también nos llenábamos sueños, de ilusiones, de esperanza. Era un espacio nuestro donde planeábamos nuestro futuro lleno de vida y de alegría como la que tengo yo hoy y como la que seguro tu tienes en la gloria de Dios! Te extraño cada minuto y seré fiel a la promesa de tantas cosas que tengo guardadas de ti y que tienes tu de mi, estarás siempre conmigo, siempre es siempre!

Gracias a Dios que es incondicional, a mi marido que es mi mejor amigo. A mis hijos que son mis amigos…mi motor, a mi familia y todos mis amigos que hacen de mi hoy una mujer ABSOLUTAMENTE FELIZ.
Me alegra saber que ya estamos todos en este camino pavimentado, que c estamos disfrutando del paisaje hermoso que hoy me muestra la vida y la velocidad que nos da brisa fresca…. AHORA SI… NOS FUIMOS!