31- En la salud y en la enfermedad

“En la salud y en la enfermedad”. Esa frase tan comprometedora que escuchamos del padre en el momento del matrimonio católico.

Una frase que entra en nosotros mientras tomamos la mano y miramos a los ojos a esa persona por quién estamos convencidos que daríamos todo, absolutamente todo para que este bien…

Y empieza el matrimonio… feliz, disfrutando de la novedad de compartir, de vivir con “el novio”. Una sonrisa detrás de otra con ese tiempo juntos, con ir construyendo ese hogar que siempre hemos soñado, donde están puestas todas nuestras ilusiones.

Pero de pronto, en el momento menos esperado, quizás cuando mejor podemos estar, llega la hora de poner a prueba esa frase que prometimos con tanto amor y tanta fe.

Sin pedir permiso, sin tocar la puerta, sin avisar, llega el cáncer a invadir todos los espacios de la casa, entra así… Sin saludar, tomándose los lugares que eran sagrados para ti, que estaban diseñados para compartir felicidad con esa pareja, para reír… Para soñar… Cambia todo, empezando por el tiempo que es corto y ya no hay tanto ni para ir a cine, a comer o a bailar.   Las citas médicas, las cirugías y los cuidados se apoderan de el.   Esos vestidos que usabas para salir que a tu pareja le gustaban serán reemplazados por camisas anchas y pijamas de botones que te permitan mover fácilmente y sean cómodos para las cirugías. La ropa interior pequeña y sexy quedará en el cajón mientras unos brasieres grandes terapéuticos te acompañarán un buen tiempo.

Y tú cuerpo cambia, y tú color, y tú peso y tu fuerza.   Ese espejo al que te mirabas para verte linda te va mostrando una verdad que te aterriza día a día a tu nueva vida, que te duele pero que te enseña.

Se apodera de ti, de tus días y tus noches, de tus pensamientos porque todo cambia, todo sin tu querer, y aunque haces el mayor esfuerzo para que todo siga igual, en tu hogar pareciera que por momentos se apagara la luz, porque el miedo, la incertidumbre y la angustia tienen tonos de grises y opacan cualquier brillo que pueda existir.

Y es allí, donde sentirse amado forma parte del proceso de sanacion, es el aliciente para sentir que luchar para vivir vale la pena, es la oportunidad de sentir para quienes somos importantes y son cada uno de esos seres como carbones que avivan esa llama, esa luz llamada esperanza .

El amor llega de muchas personas, la familia, los amigos y para quienes tenemos pareja de aquel que nos eligió y prometió querernos y amarnos no sólo en la salud y la enfermedad sino hasta que la muerte nos separara.

Suena divino, pero no es fácil, es una situación que los somete a momentos duros de tensión, de miedo, de tristeza y de dolor. Es la oportunidad no sólo de saber de qué está hecho cada uno, sino de darse cuenta de lo que han construido como pareja desde el amor… Y es ahí… En esa palabra tan sencilla de cuatro letras que oímos tanto, que quizás decimos sin pensar la magnitud de lo que significa, dónde está la verdadera posibilidad de cumplir ese compromiso ante Dios.

Para la mujer es una situación que la enfrenta directamente a su ego, pues si bien cualquier cáncer es motivo de angustia y dolor, el cáncer de mama compromete su parte estética, su feminidad… Su sensualidad. Eso en particular nos genera miedo e inseguridad.

Verse deteriorar, poco a poco, frente al espejo llenarse de preguntas que no tienen respuesta y sobre todo aquella que tiene que ver con él, con saber si esa pareja si podrá amar y desear igual como era antes a una mujer que será diferente. Eso retumba en la cabeza, más duro de lo que imaginamos y aunque él te abrace y te diga que te ama como sea, tu te preguntas si eso sí será posible, si en el fondo él si podrá soportarlo.

Ahora, el hombre que ama de verdad sufre como nunca, se llena de miedo de pensar que esa mujer con la que decidió construir su futuro quizás no esté más, la mayoría lo hacen en silencio porque en teoría deben ser fuertes, pero se preguntan a solas que sería de la vida sin ella… Donde quedaría su alegría y la de su familia… Para donde se irían esos sueños por cumplir…   A esos hombres que aman de verdad, la enfermedad también les llega y les duele en el alma.

Algunos “le ponen el pecho” y cambian el observador para mirar su pareja con empatía, respeto y admiración. Algunos de ellos deciden dejar en “reposo” esa mirada donde veía esa mujer que ante sus ojos no había una más hermosa y sexy para él y elige ver la belleza de su corazón. Y es ahí… Precisamente ahí donde aparece lo que es el amor. Donde se descubre que somos uno y que está enamorado de su esencia, de su alma, de lo que ella está hecha… Y se queda ahí, pasando noches en vela a su lado, invirtiendo el tiempo juntos en horas de quimioterapia, cambiando las copas de vino por remedios, y los abrazos duros apretados por unos suaves que no lastimen el cuerpo pero que sanan el alma.

Hay hombres muy valientes que también deciden pelear. Que se van de escuderos a esa batalla llevando las armas de esa mujer que aman y que saben que sola tiene que luchar. Pues aunque algunos quisieran dar la vida por ellas y ser quienes estuvieran en su lugar, saben que no pueden hacerlo y que es ahí, al lado, viéndolas pelear como guerreras, viéndolas enfrentar con dignidad lo que ellas tuvieron que hacer, donde crece la admiración y por supuesto se fortalece el amor. Esos escuderos se quedan ahí, haciendo todo lo posible, algunos incluso se rapan sintiendo que estando “uniformados” demuestran que están listos para darla toda en esa guerra que se da a la par y aunque ella pone el cuerpo los dos ponen la fuerza y el alma .

Lamentablemente esta batalla es dura y muchos no logran llegar hasta el final. No los juzgo, es difícil y se cansan, aunque algunos son cobardes y se van antes de empezar, otros deciden lucharla pero en el camino… Entregan las armas, se dan por vencidos, no dan más….Es que eso es para machos, pero nos son muchos, solo los valientes, muy valientes!

No es fácil para ellos renunciar a sus comodidades, convivir con el miedo y la incertidumbre. Tampoco lo es tolerar en la otra los cambios de humor, sus lágrimas constantes y quizás su pesimismo no es para nada divertido.

Verla así, diferente a lo que ellos habían escogido y caminar ya despacio de la mano de una mujer calva no es algo que precisamente a algunos los haga sentir cómodos y es por eso que ellos, algunos de ellos, no aguantan y se van… Puede ser cobardía, puede ser miedo, pero sea lo que sea, se va el amor… Las dejan ahí, solas, tiradas en medio de la batalla, cuando saben que están aporreadas, que su cuerpo es más débil, que son vulnerables, cuando son conscientes que son su mayor ayuda… Que son su mayor pilar… Se van… Las dejan ahí al frente de esa bestia de tres cabezas que las mira de frente, con deseos y ahora con más poder!

Ellos que son el sexo fuerte en momentos como este algunos no lo son… Son débiles, salen corriendo, y no miran para atrás y se llevan con ellos las cosas, la historia y los sueños y pareciera que antes de salir por esa puerta apagaran nuevamente la luz de la esperanza.

Lo siento mucho por ellos, pues la mujer que queda llena de dolor, que quizás toca fondo por algún momento porque ese abandono duele en cuerpo y alma, tiene así no quiera que levantarse, armarse de nuevo, sacar fuerzas de donde no hay y enfrentarse a su enfermedad que no da tregua, que no da pie a descansar, que por el contrario pide más.   Y no sé cómo esa mujer si es valiente, ella que si sabe lo que es enfrentarse a lo más difícil, toma la decisión de no entregarse, se levanta como el ave fénix de las cenizas y va creciendo y volviéndose más sólida y fuerte que nunca.

El se la pierde a ella y a lo que se viene, pues ese tiempo pasa, más rápido de lo que se cree. Atrás empiezan a quedar los drenes, las pijamas de botones, los chuzones y las citas médicas.   Vuelve el tiempo para estar juntos, para ver un atardecer, tomar muchos cafés y junto a él soñar de verdad. Más, todavía más… Y sobretodo de querer cumplir esos sueños ya, porque se siente que nada puede esperar.

Los que se van se pierden esos abrazos fundidos para siempre, esa sensación de sentir no que somos el uno para el otro, sino que somos uno solo, ese placer que da saber que si es posible llegar juntos, viejitos de la mano hasta que la muerte nos separe.

Se perdieron esa mujer, esa que se conoció de verdad, que se aceptó y transformó su alma y su corazón. Se perdieron que ella les diera su amor infinito y toda su gratitud de por vida por lo que hicieron por ella. Se perdieron esa pareja, esa complice para siempre.

Se perdieron poder tener la sensación de felicidad de ayudar a quien amas, de conocerse y darse cuenta que pudieron. Que son valientes, y sobretodo que son humanos. Se perdieron la sensación de bienestar que da servirle a los demás. Se perdieron la plenitud que da cumplir la promesa que hicieron ante Dios. Pero sobretodo se perdieron sentir lo más importante, lo que no se puede comprar: que existe y se puede vivir en el verdadero amor.

El pelo vuelve a salir, el color aparece y las cicatrices son solo “heridas de guerra” que recuerdan que hoy hay vida. Esa mujer disfruta hasta el mas mínimo detalle. Esa mujer es libre de apegos, de complejos y de sufrimientos en vano, esa mujer es transparente, es así como es, sin miedo a que la juzguen y a que no la quieran.

La casa recupera más color que nunca y la alegría de vivir se siente en cada rincón. Vuelve la música, el martini, la minifalda y el labio rojo y los abrazos apretados. Y esa sonrisa y ese sabor propio del amor se apodera de los dos como nunca… Porque es un amor maduro, real, incondicional y sobretodo eterno….

Eso… Eso se lo perdieron ellos que seguirán huyendo cada que encuentren algo que les genere dolor, que quizás se la pasaran tratando de buscar donde esta el tan anhelado y perfecto amor…En cambio ella, recogerá lo que tanto aprendió, será mas feliz que nunca y agradecerá a la vida que los días, meses o años que le queden, no estén invertidos al lado de quien no la merezca. Ella, encontrará nuevamente el amor, que se manifiesta de muchas maneras porque el solo hecho de vivir la hará feliz.

Ella sonríe genuinamente cada mañana al abrir sus ojos y ellos… eso también se lo perdieron.

@poniendole

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15 thoughts on “31- En la salud y en la enfermedad

  1. Lina completamente de acuerdo se perdieron de esa mujer que se transformó y sacó lo mejor de si, admiró tu matrimonio y a ese ser incondicional tu esposo que eligió ser tu escudero. 👏

  2. Que bonito mensaje. Me llena de alegria poder decir que soy muy feliz con mi necio, mi ángel de la alegria. Gracias Lina porque siempres nos haces reflexionar con tus mensajes!!!

  3. …y esto lo escribe una mujer que supo elegir al mejor “guerrero” porque ella es la mejor “combatiente”. Palabras que ayudan no solo a las victimas del cáncer
    , sino a todos lo que de alguna forma libramos nuestras propias batallas. Lina, la mejor 🙂
    Dora Tamayo

  4. Wowwwwww. Que historia de amor y de vida mas hermosa. Ese es el amor verdadero, el que nunca muere y el que sale adelante en todas las mas duras batallas. Te admiro Lina, de verdad eres un ejemplo a seguir por tu fuerza y valentia por enfrentar y pasar por todo lo que pasaste. Eres de aquellas mujeres que alienta al resto, no solo por lo que pasaste, sino por lo que sigues ofrenciendonos. ERES EJEMPLO DE VIDA!!!! Y por eso esa persona que tienes como esposo sigue a tu lado, porque sabe lo que eres, lo que vales y lo que eres capaz de hacer por tu familia….. LUCHAR HASTA EL FINAL SIN DERRUMBARTE!!!!! Gracias por compartir esa historia tan divina. Se me salieron las lagrimas pero de felicidad por sentirte tan feliz!!!!

  5. Este posted llegó en el momento preciso, de verdad que tuve un dejavu con cada una de tus palabras. Al igual que tú, fui una benecida pues quien me prometio “en la salud y en la enfermedad” …..no se perdió de nada y caminó junto conmigo todo mi proceso de volver a la vida tal como fue su promesa. Mónica Flórez (leukemia survivor)

  6. Primita, que linda reflexion. Que bendecidos son ambos de estar alli para los dos y por los dos. Por esa familia tan linda, por esos valores tan fuertes que los sostienen. En este mundo hay tantas guerreras que han batallado sin su pareja y han salido adelante de una manera heroica, mientras ellos se atascaron en el “por que tuvo que pasarme a mi”, o apegados a una imagen que ya no es. Que Dios los bendiga, a ustedes, a todas las parejas que siguen juntas, y especialmente a aquellas mujeres luchadoras, en circunstancias economicas, emocionales, de salud bastante complicadas que no desfallecieron aun cuando alguien les fallo en su promesa de permanecer con ellas en la enfermedad.

  7. Felicitaciones porque eres una guerrera más que se une a mi grupo mujer de empuje y valor que es capaz de luchar al lado de ese ser maravilloso que Dios nos regalo nuestro compañero de batallas nuestro esposo hombres que también se merecen el reconocimiento de batallador.Que el Dios todo poderoso y la virgen te acompañen al lado de tu familia.

  8. Una vez llegué a un consultorio médico y encontré a una mujer calva dando la espalda. No niego que me impactó. cuando se volteó está mujer era imponente y su belleza física me hizo pensar que era una modelo extranjera que por decisión propia había renunciado a su cabello. Mas tarde me enteré que esa mujer era usted. Indudable la fortaleza y dignidad con la que usted y su familia enfrentó esto. Todo un ejemplo de vida.

  9. Hermoso!!!
    Lloré!

    Yo tengo la fortuna de contar con un hombre muy valiente que decidió desde el principio acompañarme en esta batalla contra el animal feroz!!!!

  10. Dios les va dar mucha fortaleza para salir adelante y sabiendo la calidad de personas que son y mas Juan Luis que ha ayudado a tantas personas a encontrar la felicidad. Dios te va proteger y vamos a orar mucho por ustedes. Un abrazo NATHALIE GARCIA -HENRY QUIROZ

  11. Lina impresionante como relatas todo lo que se puede vivir y sentir cuando uno lucha contra el cáncer, pero lo mejor es cuando uno tiene un esposo maravilloso que está dispuesto a luchar día a día para ganar todas las batallas. Dios te bendice por que eres capaz de transmitir cosas maravillosas con tu experiencia.

  12. es hermoso , es la realidad somos muy pocas las bendecidas con escuderos que batallan a nuestro lado día a día viviendo por nosotras y para nosotras, Sin medir palabras ni tiempo entendiendo que no solo a nosotras nos puede perseguir este monstruo si no que a cualquiera sea hombre o mujer también lo puede estar asechando, y que de seguro a ellos también les encantaría poder tener a su lado quien batallara con ellos. no solo somos una par de senos ni un cuerpo perfecto y muchos menos una cara bonita. somos vida , amor,comprensión y alegría, lo físico algún día se acaba, lo demás siempre estará y se va con uno cuando DIOS decide que llego la hora de partir, solo ahí si podemos decir ya todo se acabo. y sin embrago no es así porque seguimos viv@s en el corazón de los que nos amaron . no solo somos lo físico pensemos! un abrazo te admiro muchisimo y DIOS y la virgen nos bendicen

  13. Súper que buen artículo , pero lon más irónico de la vida es que vuelves amar pero esta ves con mayor intensidad, y esa persona que llega te ama desde lo real con tus cicatrices de guerra

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